En los últimos años el consumo de bebidas energéticas se ha extendido entre la población juvenil. No se trata de demonizar este tipo de bebidas, pero sí conocer cómo nos afectan con un criterio científico y sanitario, alejado del marketing publicitario.
El consumo de bebidas energéticas debería evitarse, prestando especial atención en niños/as, adolescentes y embarazadas por los riesgos añadidos, pero cualquier consumo es perjudicial, ya que sólo teniendo en cuenta la cantidad de azúcar y cafeína, se puede dar esta recomendación.